Caos, perdida inconsciente y divina de mi entero sobre vos. Me desarmo en pequeños abismos, que se desparraman por tu cuerpo agrietado y repleto de palabras que ya no son más que un signo absoluto de lo que no existe.
Me siento pequeña; un insecto, quizás un bichito de luz, al que puedes capturar (inútil hablar en pasado) fríamente en un frasco, y dejarme en tu escritorio -al lado del monitor-, sobre algún parlante, quizás entre el detergente y la virulana, o en la ducha, aunque si me das elegir te ruego al lado de tu cama, para estrellarme sobre el vidrio cuando te aproximes. Sos muy bondadoso, sabes que podrías ser más veloz con tan sólo una palmada.
{No se me puede decir nada}