domingo, 24 de febrero de 2013


Las luciérnagas se encandilan con su destello de vida  reflejándose en la laguna, donde inmersa y minúscula sumerjo mis raíces verdes. Soy blanca, y viajo en el tiempo, que se diluye en el pestañeo de lo esencial. Sitio borroso, los jacintos se esparcen entre los destellos cada vez más  táctiles, a ciegas se encuentran con el mañana.

martes, 12 de febrero de 2013

°


En sueños
encuentro
puertas
que se abren,
son palabras
que hablan
en el silencio de la noche.

domingo, 10 de febrero de 2013

:

La escritura es quebrar el sonido con un silencio blanco.

miércoles, 6 de febrero de 2013

L' enfant bleu


                              Aprehendido de Clarice Lispector, Lewis Carroll y Luis Alberto Spinetta

Me acercaba con sumo cuidado, las cosas me parecían familiares: la calle poco transitada, las copas de los plátanos creando un vitraux con el sol sobre la vereda gris con puntitos de colores. Quizás sea otoño, el otoño siempre trae su “noséque” que te invade de felicidad proveniente de la melancolía. Paso por el quiosco de Salguero, ¿desde hace cuánto está? Creo que no hace mucho, aun así veo los topolines sobre la vidriera. Tomo  Paraguay, estoy segura,-como que mi bochita de chocolate está debajo de mi rodilla derecha- y veo pasar una fila de niños. Salen del jardín, deben ir de excursión, ¿o en realidad entran? Los infantes corren con ese movimiento de pluma soplada por el viento; ausente del peso del pasado y las matemáticas.  Me quedo allí, parada a un costado sobre la vereda, mientras sus conversaciones se fusionan con el aire y todo es encantador. ¡No se debe tomar nada con tanta seriedad como lo que dice un niño!, hablan con la verdad que no necesita de modales, ni entrecejo fruncido, y con la sabiduría de que ningún asunto es tan importante como para retomarlo en el colectivo, la casa, o después de la cena. Extraño todo eso. Alguno amaga iniciar una carrera, ¿lo hará?, los demás están muy interesados en la búsqueda de la figurita difícil de su primer álbum, tema que se debe tomar con  entera seriedad: con un dedito señalador, eléctrico, y con puchero incluido… el corredor tristemente decide desistir.  Antes debo confesar que escribo esto con  urgencia. No crearé falsas expectativas en ustedes, no hay ningún descubrimiento que modifique su mirada hacia el exterior. Es egoísta este texto,  de entera necesidad de mi centro, adherida a los sentimientos más íntimos. Mi deseo más ambicioso es que quizás al mostrarles mi desnudez su mirada a su interior sea más clara, por lo cual mi escritura va a ser tosca y desértica, como un vaso de agua al amanecer.
Creo que cuando uno se siente colmado de alegría se vuelve vacío y deja de percibir cada mínimo detalle.  Eso me sucedió, fuí un vacío repleto de instantes-já*.
 Camina sola, se percibe que ella es el instante en que uno se olvida, en el que sueña que sueña otro instante. Su paso es frágil y marcado por la fila. Tiene el cabello castaño oscuro; una media colita con flequillito serrucho dejan ver su rostro jazmín. Su boca es pequeñita y la tiene siempre entre-abierta como un pececito  al que sacan del agua y busca sus últimas gotas de oxígeno. Sus ojos parecen negros pero son castañas, los he visto lo suficientemente cerca para diferenciar la pupila del iris.
Mira y no ve, es un silencio visual que captura cada uno de los detalles para construir un castillo del presente, un instante eterno.  No es bonita, pero busca la felicidad en las letras minúsculas y eso para mí la hace especial… mi niña azul. Me captura siempre, me desarma con su recuerdo. Ella me duele. Siempre la añoro con cada célula. Mi necesidad de abrazarla, llevarnos de la mano, levantar nuestros ojos al cielo…  sentir las hojas amarillas y aterciopeladas caer sobre nosotras hasta abrigarnos.
Ella no me mira, no debo tener la importancia para constituir un detalle. Viene en cámara lenta, escucho como sus piecitos sienten y crujen las hojas. Sé que tenerla tan cerca no es nada fácil,  se escabulle por los destellos que constituyen mi respiración, entonces me animo acercarme; me observa con sus ojos, me busca y no me encuentra.
Yo la tengo, ella no a mí… o quizás sí, pero está tan abocada a los instantes que desconoce que todo ello lleva hacia algún lugar. Le pregunto: - ¿Tu mejor amiga es Sole o Sofi? Sonríe, son preguntas importantes a los tres, ella contesta:- Sofi. Su voz es dulce y fina,  siempre pide perdón entre-líneas y se siente lejos de casa; pero sabe que es la fuente para abrir su papel sensible y eso no es algo que fuera a derrochar. Sólo lo compartiría con quien pueda imaginar una nube caballito de mar. Me mira con intimides fugaz, se tira al suelo con todo el cuerpo boca abajo y deja que me   agache, jugando en su pequeña y débil espalda: “Rompe un huevo cae la yema, suben las hormigas, bajan las hormiguitas, suben los elefantes, bajan los elefantes, suben los cangrejitos, bajan los cangrejitos, arenas movedizas, esto te dará mucho escalofrío”. Ella se ríe abierta y entera,  yo sé que ese juego lo conocería en la colonia a los ocho -infinitos- en el colectivo escolar, le sonaría familiar ese día, se reiría con la misma sinceridad porque le recordaría a este instante donde nos encontramos; ella…yo… y somos nosotras.

Ahora al paso del sueño, sé que Sofi no era mi compañera de primaria sino la niñita de pelo negro y enrulado que conocí en Salita naranja. ¡Esta niñita azul siempre me hace desesperar de amor, desear estar con ella… sólo estar.


*Me encontré  en las profundidades del río donde fluyen los instantes, aguas turbias y revoltosas a toda velocidad. Pero debajo, donde me hayo, peces multicolores danzan y reposan con suma naturalidad. 

Gracias amorosas y eternas a mi editor Fernando Nalé