Me
respondiste que intente llamarte a las 17:30 que es muy difícil. Tres renglones
, 32 palabras y una frase sin terminar, respondí con un frígido “tengámonos al
corriente”.
Cascade del
"it"... es sólo el eco de una gota cayendo
del tejar.
Todo en aguatinta.
Me resbalo en la noche, veo su centro junto a sus límites, una muralla que roza las nubes de un color que sabe a vejez – la
muralla de la libertad-. No por ello no deja de ser infinito*.
A orillas del
mar el amor siempre es como un espejismo
y la luz nunca tan nítida y reveladora. Silencio y encuentro:
No tengo eso que me hace sentir si tengo algo que decir. Palabras como telones que se abren, como espejos que se rompen. ¡Superstición! Voyeur literario, niebla densa oculta el “it” de las cosas, Acomodar los tiempos en los sitios incorrectos, debajo hay una fosa que nos une, orilla. “Orillas cada vez más alejadas” repetía la niña huérfana de nacimiento. Mendigo presente al "Agua viva" de mi Clarice L.
Voy a correr la cortina de gasa despacio, lo voy a coordinar con mi respiración de sueño. No deseo que se descosa, todo objeto hermoso es proporcionalmente frágil. Tus ojos no se despegan de mi movimiento, pareces hipnotizado por la luz que se cuela por el género -se ve una danza perfectamente desordenada-. Un haz de luz se posa en el diente que te rompiste cuando eras un enfant terrible -esa eterna siesta de enero escondiéndote de una avispa, nunca se lo has contado a nadie- tu mirada se ríe, tus dedos nunca tan largos se desparraman como mala hierba sobre el parquet que son teclas de un burocrático piano que recrea melodías de esa sepia cajita musical. La desnudez se pronuncia, se aproxima lo rojo, es un vino rosado que se vuelve tinto, los haces de luz se fusionan, una bailarina comienza a girar. En gotas comienza a caer por la habitación que ve al pulmón de manzana. La luz quiebra la intimidad, nuestra lucidez jamás ha estado tan despierta.
Te habías despertado como lo habías preanunciado,no cerré del todo la persiana. Siempre me cuestan esas cosas. Aunque me abandone como una crisálida,te escuche... te escucho.
Te pedí que me traduzcas una canción, leí la sombra de las palabras, algo confusa, vos claramente sabias de que hablabas pero Robert sabe aún más...
miércoles, 22 de agosto de 2012
Mis pasos en esta calle Resuenan En otra calle Donde Oigo mis pasos Pasar en este calle Donde Sólo es real la niebla.
tropezando con viejos ideales que nunca han sido
pronunciados.
Ayer los instantes
caían sin pena y me recostaba en tus piernas;
debajo, fresca agua recorría.
viernes, 10 de agosto de 2012
Bajo la caída de cada sol,
en el desparramo de fósiles de hojas en abril,
cada instante en que mis párpados se abren,
como ventanas, enormes, blancas y húmedas,
en las escaleras interminables en tu pared,
infinitos ochos nacen y perecen,
y tu presencia me susurra,
me acaricia,
palabras que se funden,
me abrigan,
melodía onírica,
mantita de vos,
que enchastra desde mi primer respiro.
te cuido, te beso hasta descostillarte el alma.
tu hija.
Él se había despertado con una leve intención de no hacerlo,
el halo de luz era una frazada,
lo cubría,
lo envolvía en un terciopelo gris,
que se derramaba por el colchón,
un desorden bien planificado.
Lágrimas de hiel,
comenzo a lamer todo su cuerpo,
la mañana caía por los huecos de su persiana.
con furia se arranco cada uno de sus dedos,
nunca habían sido,
el hielo lo quemaba,
su sombra se transformaba.
La oscuridad
desinhibe, ese halo lunar me despierta.
Deliciosa combinación
para la noche siempre tan puesta.
Escribir,
es cri bir,
voy a escribir,
voy a escri bir,
Voy a intentar
escribir,
in ten tar,
inten tar,
es cr i bi r.
Me cuestan,
las palabras me están pareciendo cada vez más pobres, insuficientes a las
miradas que de vos recibo.
No les creo, son falsas, berretas. Un telón algo
absurdo con todo este desorden en el escenario, todo entreverado, un vacío intenso, un silencio en presencia: las ropas enteras y rotas-nunca
nuevas- con cuentos de David Foster Wallace recortadas- ¿por quién?- por hoja,
por párrafo, por palabra, por letra – no confío en ninguna de ellas- vinos
añejos, hiedras de té, afiches de rock y astronomía, cartas quemadas, pétalos e ídolos muertos, pasajes de tren con números de teléfonos, fotografías
muchas fotografías...
fósiles de otro instante que ya no nos pertenecen.
Te amo. La figura no remite a la declaración de amor, a la confesión, sino a la proferición repetida del grito de amor.
....
3. La palabra (la frase-palabra) no tiene sentido sino en el momento en que la pronuncio; no hay en ella ninguna otra información que su decir inmediato: ninguna reserva, ningún depósito del sentido. Todo está sobre el tapete: es una "fórmula", pero está formula no corresponde a ningún ritual; las situaciones en que digo te-amo no pueden ser clasificadas: te-amo es irreprimible e imprevisible.
¿A qué orden lingüístico pertenece pues este ente curioso, está ficción de lenguaje, demasiado fraseado para depender de la pulsión y demasiado gritada para depender de la frase? No es ni siquiera un enunciado (ningún mensaje se congela, almacena, momifica en él, listo para la disección) ni tampoco de la enunciación (el sujeto no se deja intimidar por el juego de los lugares interlocutores). Se la podría denominar una proferición. A la proferición no le corresponde ningún lugar científico: te-amo no compete ni a la lingüística ni a la semiología. Su instancia (eso a partir de lo cual se lo puede hablar) sería más bien la Música. A semejanza de lo que pasa con el canto, en la proferición de te-amo el deseo no es ni reprimido (como en el enunciado) ni reconocido (ahí donde no se lo esperaba: como en la enunciación), sino simplemente: gozado. El goce no se dice, pero habla y dice: te-amo.
...
"Fragmentos de un discurso amoroso", de Roland Barthes.
'Aguatinta' se vuelve frágil. Una joven de flequillo corto y desparejo escribió mientras caminaba cargada de pasado.Era fea, muchas ojeras y una tez muy verde.Le costó dos cuadras terminar de escribir, palabra que había escuchado en otra voz, dentro de otro poema. Su letra no era tan bonita como uno presumía o habrá sido la incomodidad de escribir entre tanta civilización. Ella intento en un cuaderno, ella lo logró en su palma izquierda. En cuanto puso el punto final, cruzaba Av. Córdoba y percibió como la lluvia desapercibida se había llevado todo -la tinta ya era toda agua-
A pesar, seguía intacta en su memoria como las bocinas que la empujaban.
Me siento una marmota un día antes de terminar la
hibernación, en ese estado difuso entre
el sueño y el calorcito de los rayos de otoño que se posan en mis ojos, aún
cocidos; y vos a mi lado ya despierto, besándome suave para que no me descosa en hilos azules que se desparramen por la frazada polar. Cierro los ojos y aparecen tus ojos yuxtaponiéndose
al vacío de los míos. No sé qué haría sin vos, en serio dije que si no es con
vos no quiero tener hijos, es en serio que quiero despertarme con vos besándome
suave con los pies hundidos en la arena y el pelo enredado y pegajoso por la
sal.
Quiero incomodarme y no me basta conmigo, y quiero aquí también sentir como el pantalón ya no me cierra.El cierre de Fer se abre muchas veces, escuchamos Dylan y me antoja invadirlo como las hormigas a un mantel repleto de migas de magdalenas, y coca-cola derramada y pegajosa en una siesta de verano al costado del río.Él toma café con tres cucharadas soperas de azúcar -que me gusta batir caminando por el departamento y así invadirlo con el olorcito de lo suyo que hago mío- y un chorrito de leche -en preferencia en polvo- junto a dos tostadas de queso crema y miel de la escuela de mi papá . Su rodilla saluda desde el borde de la mesa, es más blanco y suave de mañana, está en boxer y remera de robotech gastada-mi favorita-. Saluda a Tao con un silbido mientras fuma sus tabacos armados, azules está vez. Sonríe sin mostrar los dientes -parece tener 8 años-. Fer me ve en “Just like a woman”-está ronco y puro-, me hago la desentendida, un poco la ofendida y meto todo el fuck -love- you en la miel.
Mirada desafiante, desconfiada, superada, intimidante, sospechosa, encontrada, sabia, atenta, veloz instante a instante-instante a parpadeo-parpadeo a parpadeo-parpadeo a encandilación- encandilación a inconsciencia-inconsciencia a perdida-perdida a instante-instante a instante-instante a espiral-espiral a espiral-espiral a zazzz... una mosca acaba de ser asesinada
Caos, perdida inconsciente y divina de mi entero sobre vos. Me desarmo en pequeños abismos, que se desparraman por tu cuerpo agrietado y repleto de palabras que ya no son más que un signo absoluto de lo que no existe.
Me siento pequeña; un insecto, quizás un bichito de luz, al que puedes capturar (inútil hablar en pasado) fríamente en un frasco, y dejarme en tu escritorio -al lado del monitor-, sobre algún parlante, quizás entre el detergente y la virulana, o en la ducha, aunque si me das elegir te ruego al lado de tu cama, para estrellarme sobre el vidrio cuando te aproximes. Sos muy bondadoso, sabes que podrías ser más veloz con tan sólo una palmada.
La madrugada de ayer estaba en ese fugaz pero insalvable momento en que uno sospecha de la felicidad y comienzas a dudar del porvenir. Y recordé un cuento que leí en la primaria que me gustó mucho, "El hombrecito del azulejo". Un niño enfermo y la Parca que mira su reloj esperando la cita en el pozo de agua, y trágica como soy, con mi síndrome de "maniática al dolor" pensé en que lugar estará ahora en su espera; no puedo caer en cosas menores pero no hubo más que eso, un fugaz momento que quedó pequeño y vencido por el sueño.
En la plenitud del ayer, próxima a la hora mágica Fer me estaba acompañando a mi casa, tomamos algo en un bar en plaza Armenia y sólo faltaban dos cuadras para que nos despidamos en Paraguay, por un ratito porque a la noche íbamos a volver a dormir juntos. Pero antes hubo una parada obligada, por fuerza mayor, en búsqueda de unos cigarrillos. Fer me pidió que los compre yo, él iba a revisar un mensaje de texto. Salí y me dijo "Tengo algo malo que contarte". No sé porque pensé en la Parca, en la del cuento, en la de cada barrio que le gusta que le hablen en francés. Y aunque algo me insinuaba que estaba en lo cierto, fue imposible no resistirme a ello cuando todas las palabras completaron la oración.
Luis te lloramos en la plaza, en el camino a casa, en la Iglesia, durante toda la caída del Sol. Nos abrazamos, y sé que queríamos despertar, creer que ésto no era más que una pesadilla. Sin darnos cuenta que estabas sonriéndonos en las canciones, en la memoria de Fer, en las cartas de amor (de un romance donde desde mi parte sos la música con "Cielo de ti"), en un regalo de navidad...
Hoy nos duele todo y no somos los mismos que hace 24 horas, pero tu cuerpo fue sobrepasado por tu alma. Sos tanta luz, que ahora quedó disuelto en en el aire y por eso hoy todas las nubes tienen forma de corazón, por eso anoche en el taxi cuando miramos el cielo encontramos una estrella nueva, un inmueble galáctico recién vendido, la 7ma., la luz siempre joven.
Te amamos, te tenemos acá amarradito a nuestras almas.
Por siempre,
te abraza una muchacha con ojos de almendra
Gracias por estar junto a mí cuando todo era tanto silencio.
Pensé que me ibas acompañar esta semana. Pensé que ibas a querer abrazarme, y dormir conmigo para que me sienta un poco mejor. Pensé que te iba a dar pena, ¡sí, pena! no espero otro sentimiento más dulce de vos hacia mí. Pensé tanto, y nada es lo que en realidad es. Porque aquí no soy más que una muñeca de plastilina que se amolda a tus necesidades, soy compasiva y digo necesidades por no decir lo que querés.