...
- A lo lejos sonaba indistintamente la voz de una muchacha que cantaba canciones de su tiempo de muchacha.
- ¿En qué pensás mientras cantás?
- En aquel sueño de ir en bicicleta a ver una cascada rodeada de hojas verdes no era para mí.
- Sólo quería ver el jardín.
- ¿Y ahora?
- Siento deseos de huir hacia un país más hospitalario y, al mismo tiempo, busco bajo mis ropas un puñal.
- Como vos, quisiera ser una cosa que no puede sentir el paso de los años.
- Supongo que el envejecimiento del rostro ha de ser una herida de espantoso cuchillo.
- La vida nos ha olvidado y lo malo es que uno no se muere de eso.
- Sin embargo, cada vez nos va peor.
- Entonces la vida no nos ha olvidado...
La hija de mi voz
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario