jueves, 25 de febrero de 2010

5 am

Escribo sabiendo
de la inconsciencia de mis hechos,
la ignorancia de mis palabras.
Todo oscuridad,
el silencio es asesinado
por un verde grillo;
la ciudad, farsante,
simula dormir
y la noche, auxiliar,
oculta la ausente inocencia.
Todas las ventanas con
las persianas bajas,
todas abiertas
aún más frágiles.
Miro, pronto amanecerá
pero ninguna luz
podrá fulminar mi noche.

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