A la luz del mediodía
la parto en mil pedazos,
pequeñitos
me voy acostando sobre ellos,
aún tibios
siento cosquillas en la espalda,
como patas de arañas.
Es placentero,
el dolor que va rompiendo mi piel,
como música al silencio (si es que existe)
la luz formara parte de mí,
y mi adentro sera lo que no soy.
Volveré noche,
vomitaré noche
y ya no tendré el verbo sentir.
jueves, 11 de febrero de 2010
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