Y esa mañana yo sólo tenía este disco,
esa canción sin fin
llenando los vacíos del silencio,
mirando desde mi ventana,
como el otoño llegaba,
como los niños jugaban en el patio de la escuela.
Era una cámara fotográfica
absorviendo desesperadamente
los rastros de vida, esa que yo ya no tenia.
Los soles caían, y estaba perdida
me había quedado en la hoja de un libro cada vez más viejo,
miércoles, 24 de marzo de 2010
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