
Escribir es como ir tirándose al precipicio con los ojos abiertos y sentir cómo el viento se cuela por tu cráneo. Te asfixias de aire. Los ojos presionan hacia adentro, porque no te quedas a medias y decidís caer como una bala en vertical, que estrelle la cabeza sobre el vacío. Esa caja, con todos los recuerdos azules, los rincones sombríos, las ideas utópicas, lo que se quedó en el tintero, el tren que deseabas correr y no lo hiciste... que eso se desparrame, un enchastre de vos.
Pero implícitamente consciente sabes de la cama saltarina, y todo vuelve a ser....
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