Pensé que me ibas acompañar esta semana. Pensé que ibas a querer abrazarme, y dormir conmigo para que me sienta un poco mejor. Pensé que te iba a dar pena, ¡sí, pena! no espero otro sentimiento más dulce de vos hacia mí. Pensé tanto, y nada es lo que en realidad es. Porque aquí no soy más que una muñeca de plastilina que se amolda a tus necesidades, soy compasiva y digo necesidades por no decir lo que querés.
.
.
.
(Pienso que no voy a llamarte)
No hay comentarios:
Publicar un comentario