Me siento una marmota un día antes de terminar la
hibernación, en ese estado difuso entre
el sueño y el calorcito de los rayos de otoño que se posan en mis ojos, aún
cocidos; y vos a mi lado ya despierto, besándome suave para que no me descosa en hilos azules que se desparramen por la frazada polar. Cierro los ojos y aparecen tus ojos yuxtaponiéndose
al vacío de los míos. No sé qué haría sin vos, en serio dije que si no es con
vos no quiero tener hijos, es en serio que quiero despertarme con vos besándome
suave con los pies hundidos en la arena y el pelo enredado y pegajoso por la
sal.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario